Las personas a veces cambian de manera espontánea. Se plantean un objetivo… y simplemente lo logran. Ese logro surge desde un estado interno de congruencia y resulta ecológico a la totalidad del sistema. Fluye y se desarrolla con naturalidad, como si la totalidad del ser acordara en involucrarse en el proceso de cambio sin presentar obstáculos. Por supuesto nadie consulta terapia o coaching por este tipo de objetivos.
Quienes consultan, lo hacen porque se encuentran con algún tipo de dificultad y buscan ayuda para resolverla. Dicen (desde lo superficial a lo profundo):
1. “Quiero pero no se cuándo, con qué, en dónde o con quién”. 2. “Quiero pero no se cómo se hace". 3. “Quiero, se cómo se hace, pero no dispongo de las habilidades necesarias”. 4. “Quiero, se cómo se hace, tengo las habilidades, pero no puedo/no sirvo/no me lo merezco”. 5. “Quiero... pero algo interior que no controlo no me lo permite/otra parte mía no quiere”. En todos los casos la dificultad para alcanzar un objetivo se expresa con la fórmula: “Quiero, pero X”. La gramática nos enseña que el “pero” invalida o contradice el primer término de la proposición, con lo cual la manera adecuada de leer todas las anteriores expresiones es “Quiero y no quiero”.
Y esta incongruencia básica es la que debemos atender en principio. Desde los niveles más superficiales a los más profundos.
En la práctica clínica, si nos apresuramos a construir una alianza terapéutica con el consultante que dice querer cambiar algún aspecto de su vida, estamos dejando afuera del consultorio a la otra parte de la persona que tiene reparos para dicho cambio. Como facilitadores de los procesos de cambio, respetamos tanto a la parte del cliente que quiere cambiar como a la que no lo quiere en el conocimiento de que esta expresa de esa manera alguna intención positiva valiosa para la ecología del sistema.
Así como acompasamos al cliente que nos consulta buscando un cambio a fin de lograr rapport, también podemos acompasar a la parte del cliente que por algún motivo no quiere dicho cambio.
Aliarnos estratégicamente con la totalidad del ser humano que tenemos enfrente y no con una sola de sus partes.
el post anterior en otras palabras...
lo que a mi "herr professor" le gusta llamar "alianza estratégica" y otras lindezas semejantes, no es otra cosa que el amor que sana. La aceptación amorosa del ser tal como es, con sus luces y sus sombras.
Es fácil enamorarse de lo luminoso, pero no ayuda a crecer. Lo luminoso y lo oscuro es un combo inseparable. Y por más que todos nuestros consultantes nos busquen para que los ayudemos a fortalecer a sus luces a combatir a sus sombras, flaco favor les haríamos de acceder.
La sombra merece ser honrada y aceptada. En la oscuridad que nos gobierna en contra de nuestra voluntad luminosa, lejos de "tanáticos impulsos autodestructivos", yace una sabiduría poderosa que necesitamos descubrir. Descubrir, comprender, aceptar, integrar, amar, agradecer.
A veces es necesario combatir contra uno mismo durante décadas para descubrir que la lucha interior no tiene sentido.
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