Hace unos días escribí el siguiente texto que publiqué en redes. Refiere a un momento particular dentro del Taller “EL viaje del héroe” que compartimos en Lima.
Domingo a la mañana abrimos la sesión compartiendo experiencias de la tarde anterior en la que tuvimos una sesión de respiración holotrópica. Le dedicamos un poco más de dos horas a ese compartir. Dos horas, es mucho tiempo? es poco? Para la dinámica del taller que veníamos compartiendo parecía mucho. Escribí:
Agradecido, todavía conmovido.
Cada “Viaje del héroe” me abre espacios para el asombro, para honrar la grandeza de cada ser.
Encontrar ese centro quieto del ciclón donde todo gira loco a mi alrededor y ahí sentarme en círculo, alma con alma, en silencio, donde cada palabra importa, donde cada gesto importa..
Sentarnos en círculo alrededor del fuego, no importa si es el abuelo fuego poderoso bajo los volcanes en México o las llamitas de unas velas en la sala de un hotel donde sea…
El círculo, la ronda donde nos miramos a la cara y todo se detiene´, porque tenemos todo el tiempo del mundo para estar ahí y escucharnos, porque cada uno importa, porque cada historia importa…
Porque el tiempo se detiene y se detienen también los juicios, los debería, las moralinas, donde las máscaras se caen por su propio sinsentido, donde el reloj deja de correr y respiramos juntos el mismo aire y entonces el corazón se abre y ahí cada palabra es una verdad…
Desde que el ser humano es humano, el fueguito y el círculo estaban ahí en el nacimiento de los tiempos.
Mientras las personas nos sigamos reuniendo en círculo alrededor de un fuego, ahí donde el tiempo se detenga, donde el corazón se abra, donde cada palabra importe…ahí seguiremos siendo humanos…
Eso escribí hace unos días y me sigo preguntando por qué ese episodio me pareció tan trascendente y me conmovió tanto. No era la primera vez que en un taller, ese momento de compartir, ese círculo de palabra me tocaba esa fibra y me emocionaba…
Y escribiendo ahora aparecen los recuerdos:
mis grupos en mis formaciones de gestalt y de holotrópica, compañeros y compañeras de camino, muchas verdades, muchos llantos, gritos y alegrías forjándonos a golpes de martillo, risas y caricias guiados por maestros sabios…
y aparecieron los grupos de terapia, uyyyy los que integré tanto como los que dirigí! Cuánta sanación! Cuánto de hacer carne eso de que nada de lo humano me es ajeno, ni los pedos ni las comprensiones más sublimes!
y apareció mi “kvutzá” (que en hebreo significa “grupo”) de mi infancia y mi adolescencia en Hebraica, allí donde empecé a aprender mucho de lo que hoy sé, que me llevó a estudiar todo lo que estudié y a convertirme en quien me convertí. Seguramente allí experimenté por primera vez que cuando un grupo de personas se reúne en ronda mirándose a los ojos, cada persona importa, cada gesto importa, el tiempo se detiene porque tenemos todo el tiempo del mundo para escucharnos porque cada historia cuenta, cada palabra es verdadera y eso nos hace humanos…
Pero ser esos humanos que se toman todo el tiempo del mundo es hoy cada vez más difícil. Todo corre rápido y cada vez más rápido.
Cuando veo una película que hace 30 años me volaba la cabeza o con la que me reí a carcajadas o que me conmovió hasta las lágrimas, hoy me parece lenta, extraordinariamente lenta.
Hoy es rápido, flashes, historias de instagram, videos de tik tok que lo dicen “todo” en apenas segundos.
Escuché a un productor musical decirle a un cantautor que si hoy el estribillo gancho de una canción no aparecía a los pocos segundos, la gente pasaba por encima esa canción y se iba a la siguiente.
Y esos segundos en que la gente hace click y pasa a lo siguiente los tenían cronometrados!!!
Porque hoy hay miles de canciones y miles de miles de videos y miles de imágenes, de textos, de conferencias, de libros, de maestros, de cursos, de recetas de cocina, de juegos, de mapas, de deportes, de información, de todo de todo y de todo…
Y todo en una pantallita del tamaño de la palma de tu mano que te promete todo el universo casi gratis y a un solo click.
Mi abuelita de pura prejuiciosa nomás, diría que hay gato encerrado.
Está todo tan a la vista que no vemos nada, el viejo truco, esconde algo a la vista de todos porque en realidad nadie mira de verdad. Toda la música del mundo a un click, pero quién escucha de verdad?
Mirar de verdad lleva tiempo, escuchar de verdad lleva tiempo.
Recuerdo los libros que leí en mi adolescencia, puedo sentir su peso en mis manos, la textura de sus hojas, si el lomo estaba cosido o pegado porque abrían sus páginas de modo diferente y era esencial esa diferencia, el color de la hoja que nunca era del todo blanco, la difícil decisión de si doblar la orejita en sus esquinas o poner señalador o usar la solapa del libro si era de tapa dura y la tenía, hasta el olor era el olor de ese libro y las hojas sonaban cuando las pasabas y había libros que besaba al terminarlos y otros que escondía en el fondo de la biblioteca y todo eso tenía un sentido…
y sé que esto es chino para muchos de los que me leen pero más chino es contarles que a mis 20, cuando empecé a trabajar y a ganar mi dinero podía comprarme lo que hoy llamamos un vinilo por mes, y ese disco lo escuchaba todos los días y varias veces por día porque era la única música “nueva” que tenía para escuchar y seguía siendo nueva hasta el mes siguiente cuando otro longplay la desplazaba. Y el primer “aparato” que tuve para reproducir música lo tuve recién en la adolescencia y entonces la música supo a gloria y era puro éxtasis
Y no digo que todo tiempo pasado fue mejor porque de verdad no creo que sea así, pero sí creo en lo que dice Wilber que lo que se gana en amplitud se pierde en profundidad, lo amplio es menos profundo porque lo amplio para ser abarcado pasa superficial y veloz mientras que lo profundo para ser saboreado necesita tiempo y complejidad.
Ver los 50 cuadros que componen una gran sala de un museo es una experiencia que te lleva un par de horas, ver 50 imágenes de esos cuadros en el celular te lleva 2 minutos. En dos horas viste 3000 cuadros pero qué viste en realidad, cuál fue la profundidad de tu experiencia?
El mundo hoy transcurre veloz, hacemos cada vez más cosas, mandamos cada vez más mensajes de whatsapp, más mails, chateamos con cada vez más personas en distintas apps con mensajes cada vez más impersonales, los videos, los reels cada vez más cortos e impactantes, si no nockeas en el primer golpe no sirve, si no atrapas a la gente en los primeros segundos la gente pasa a otra cosa, te dicen los nuevos especialistas en redes, y como siempre hay otra cosa y otra y otra más porque la superficialidad de la amplitud tiende al infinito…
Por eso amo los grupos en los que nos miramos a la cara, donde cada persona cuenta, donde cada historia es importante, donde cada palabra y cada gesto rezuma sentido y verdades, donde el tiempo es el tiempo de Aión y no de Kronos, y por eso me gusta decir que desde que el ser humano es humano, el fueguito y el círculo estaban ahí en el nacimiento de los tiempos.
Y mientras las personas nos sigamos reuniendo en ronda alrededor de un fuego, ahí donde el tiempo se detenga, donde el corazón se abra, donde cada palabra importe…ahí seguiremos siendo humanos…
Honro tu presencia Gabi! Gracias por compartir tu sabiduría, pero por sobre todo tu amor, sin eso no hubiese habido ronda, ni desnudez hasta tocar el alma, gracias infinitas 🙏